MATRIX ESTÁ AQUÍ - SOMOS COMPUTADORES CUÁNTICOS Enrique A. Ramírez Z. Un átomo, una cuerda de violín, el chorro de una canilla o incluso un
cristal tienen diferentes modos probables de vibración. Paul Nogier aprendió
de la acupuntura que el pulso tenía diferentes “modos de vibración
probables” propios para cada enfermedad y paciente; pero además descubrió
que el “modo de vibración” de la onda del pulso cambiaba al estimular el
campo magnético que circunda al cuerpo. Jorge Carvajal aprendió la técnica de
Nogier y yo aprendí de Jorge. Más de 20 años tomando el pulso e interpretándolo
en base a la teoría cuántica me han permitido crear una nueva técnica que
inicialmente llamé Pulsoterapia y ahora llamo SensoPulsoGimnasia. Un
SensoPulsoGimnasta conoce y puede manipular los diferentes modos de vibración
probables del pulso radial del pulso cubital y el pulso de los dedos. Curar es sacar el pulso de un paciente
de algún modo de vibración viciado y/o hacer que reinterprete la programación
que tenía asociada a esa sensación. La física cuántica que estudia los fenómenos de la luz y los
electrones ha llegado a la conclusión de que no es posible hacer una medición
de un “estado vibracional” sin
automáticamente modificarlo al observarlo. Según SPG: la presión de los dedos
de un terapeuta Sensible sobre el Pulso de su paciente es una “Gimnasia” (G)
que produce cambios en el modo de vibración de la onda del pulso, gracias a esa
la ley cuántica que reza: “el observador modifica lo observado”. Así las
cosas, tuve que agregar el apellido de cuántica al ya largo nombre de la
SensoPulsoGimnasia (SPG). Otra razón para este apellido es que suelo atender 7
pacientes simultáneamente pero en cuartos separados y con los años he
descubierto que, al igual que pasa con los electrones de un átomo, el modo de
vibración del pulso del paciente que acuesto en el primer nivel de mi
consultorio no es independiente del pulso de los que están en el segundo nivel
ni es independiente de mi propio pulso que soy quien los modifico y los conecto
al observarlos (medirlos). Sólo la cuántica puede explicar esta superposición y
perturbación a distancia entre los diferentes modos de vibración del pulso
humano. En este articulo pretendo ilustrar que nuestras sensaciones son fenómenos
cuánticos. Cuando Rosa decide casarse con Ovidio a pesar de que quería de
igual manera a Danilo, esa probabilidad desechada altera a la que eligió y su
vida con Ovidio sería muy diferente si nunca hubiera conocido a Danilo. Según
la cuántica cuando un electrón “elige” una alternativa de entre dos
probables “siente” la que no elige y esa que no elige modifica su realidad. Las
huellas de un esquiador al llegar a un tronco indican que pasó por la derecha o
por la izquierda; pero si el fuera un objeto del extraño mundo de los cuantos
podríamos observar que pasó por la derecha y la izquierda a la vez. A
diferencia de Rosa o del esquiador, un electrón (como aquellos que nos erizan
la piel) puede elegir dos caminos a la vez”. Todo
miembro nuevo que llega a un grupo o a un salón con asientos vacantes, al igual
que todo electrón nuevo que llega a un átomo, se ubica en un sitio no ocupado,
al “sentir” a los demás y las relaciones entre ellos se reconoce en su
lugar y se manifiesta como central o periférico, pasivo o activo. Ese
“sentir” en ambos casos es una onda de probabilidad. Nosotros al igual que
los electrones somos dirigidos” por ondas de probabilidad que por ejemplo: nos
hacen sentir todos los viernes en la noche “ganas de beber” o después de
una comida nos hacen pensar en un cigarrillo o en la noche nos hacen dormir. Una
onda de probabilidad es una tendencia, un “vórtice atractor”, un modo de
vibración, algo así como una frecuencia de oscilación y en el cuerpo se
manifiesta como una sensación. Lo que Rosa siente hoy en la piel de Danilo es
una superposición de: las muchas otras sensaciones que él le ha producido, que
otros le han producido a él y de un modo contrafáctico incluso las mujeres que
él nunca ha sentido influyen en el sentir de ambos. Para la SensoPulsoGimnasia (SPG), somos “biocomputadoras” y funcionamos con un programa que se nos instaló tal como se plantea en la película Matriz. “Creemos que el programa es nosotros pero nosotros en realidad somos, luz, energía cuántica atrapada en la dualidad lógica de ese programa”. Atrapados en esa simulación no sólo creemos en el programa, veamos el mundo de acuerdo a ese “software” pero además éste nos impide entender las cosas que lo ponen en riesgo de ser actualizado o desinstalado. Por esto, si el lector se siente confundido al leer estas paradojas cuánticas, lo invito a que trate de entenderlas y superar estas “contradicciones en su sistema” porque si logra actualizar su programa con el paradigma de la cuántica comprenderá la razón que hace que los humanos seamos tan paradójicos y ambivalentes porque vivimos en la incertidumbre y por que nos sentimos tan superpuestos, tan conectados con los demás. 101010110110101010101010101010101010101010101000100110101001010101000001
101010110110101010101010101010101010101010101000100110101001010101000001 001010101010 10101010101010101010100 Al contrario de las computadoras normales que
funcionan con bits de información, (donde un impulso puede estar y
representarse con un 1 que significa encendido en "on" o puede no
estar y representarse con un 0 que significa apagado o en "off"),
nosotros somos computadores cuánticos que funcionamos con qbits. Un qbit es un
bit cuántico en el que un impulso puede estar y no estar a la vez, puede ser 1
y 0 a la vez, lo cual significa estar en on y en off simultáneamente.
“Casarse con Ovidio y Danilo a la vez”.
Un electrón es un
qbit, porque es onda (0) y partícula (1) a la vez. Un único electrón
disparado contra dos ranuras tiene una onda de probabilidad de pasar por la
ranura derecha y otra onda de probabilidad de pasar por la izquierda. Cuando
ambas ranuras (probabilidades) están
abiertas aparece un patrón de interferencia en una pantalla lo cual significa
que(como el esquiador) atravesó
ambas ranuras simultáneamente, es decir fue onda (0). Si sólo una ranura está
abierta, sólo un camino es probable y como pasa por ese en la pantalla se
registrará como una partícula
(1). Al haber sólo un camino probable o al poner un detector que nos diga por
cual de las dos ranura pasa ya no aparecen las interferencias. La ausencia de
interferencias demuestra que las probabilidades tienen un efecto real pues el
electrón será partícula si tenemos certeza de su trayecto o será “ondas
que se interfieren ” cuando ambos caminos son probables. Nuestras
sensaciones son también patrones de interferencia formados por la superposición
en la pantalla de la piel de nuestras muchas ondas probables. Nuestros muchos
qbits probables forman patrones de interferencia (hologramas) vistos como
franjas claras y oscuras en el entrecejo. Nuestras sensaciones son ondas de
probabilidad superpuestas. En
el cerebro de Rosa el recuerdo de Danilo está (1) y no está (0) simultáneamente.
Al mirarse en “el espejo” de la piel de Ovidio ella se ve reflejada en él;
pero cuando no mira a Ovidio, ella está y a la vez no esta en él. Es la
observación la que saca el qbit del estado superpuesto del estar y no estar y
lo colapsa ya sea como un estar (1) o bien como un no estar (0). Desconocer esta energía
superpuesta y creer que somos sistemas lógicos de 1 o de 0 cuando en realidad somos sistemas cuánticos donde 1 y 0 se
superponen, nos hace sentir culpa por la contradicción o nos hace considerar
como “ambivalencia patológica” la superposición en nosotros de dos estados
opuestos <1/0> o <bueno/malo> cuando en realidad
es normal esta “ambivalencia” donde
“lo malo es lo bueno”. Esta dualidad no sólo es normal sino que es la base
de la computación cuántica con la cual funcionamos. Por estar hecho de qbits
es que siento que: cuando digo “yo” simultáneamente puede estar hablando
“mi padre” por mi boca, <soy yo y él a la vez>. “Cuando beso siento
los genitales”, <boca y genitales a la vez>. “Cuando siento mi
excitación simultáneamente siento la de mi pareja”, <yo y ella a la
vez>, “Cuando siento el ano
simultáneamente siento el placer y el rechazo”,< lo bueno y lo malo a la
vez>. “Cuando te digo que cambies me lo estoy diciendo a mi mismo” <
yo/tu a la vez>. Por un qbit es que sentimos que “en la pareja sexual se
refleja lo más deseado y lo más atacado a la vez”. “La contradicción
entre los opuestos (sexo) es lo que más nos gusta y a la vez lo que más nos
bloquea el sistema”. “Los modos de vibración que sentimos en el pánico son los mismos que
sentimos en el orgasmo”. “Placer o dolor he ahí el dilema”. Este qbit o
superposición cuántica con la que funcionamos es la causa de todos nuestros
placeres pues “sentirme y sentirte sintiéndolo todo a la vez” es alcanzar
el gratificante campo unificado donde <todo es uno y uno es todo>; pero
también es la causa de las confusiones pues creer que “mi depresión es mía
cuando en realidad es tuya (aunque tu la captaste de tu madre que sentía el
dolor de la humanidad en si misma)”, es un estado perturbado donde
“las ondas de probabilidad mías se confunde con las tuyas y las de los
tres se superponen con las de los demás”. Si el lector no entiende esta confusión cuántica es porque la está analizando con su programa basado en la lógica excluyente de la razón, sólo si la entiende como superposiciones cuánticas de dos estados interpretativos para una misma sensación entenderá que los locos no están locos, están superpuestos y que los depresivos sufren porque temen el vacío que paradójicamente los budistas Zen anhelan. Tanto los depresivos como los Zen buscan: “perderse, desaparecer, fundirse en la nada, en el no deseo, en la no identificación con lo particular (no ser partícula) lo cual es como un morir o “vaciarse en el mar cuántico de todas las probabilidades”(ser onda). No se trata entonces de analizar sino de entrenarse en sentir para poder hacer una interpretación adecuada a cada uno de esos qbit o franjas de interferencia del “mar del entrecejo” en los cuales se superponen <luz y sombra>, <bueno/ malo>, <placer/dolor>, <Dios/diablo>, <lo mio/lo ajeno>. Sólo así se puede superar la dualidad y llegar a ser el programador con-siente del propio sistema, llegar a ser un “clón autodeterminado” y descubrir que No somos enfermos, somos adictos al placer (1) que está superpuesto (1/0) al dolor (0)”. La verdadera curación empezaría entonces al resolver la paradoja cuántica de entender que no es posible curarse cuando se es adicto al dolor (1) que ese placer (0) produce porque ambos son lo mismo (1/0). Si aceptamos que somos biocomputadores cuánticos de proteínas y
carbono, no de silicio, entonces lo que padecemos no son enfermedades sino
“virus informáticos” originados en fallas de programación y curarse es
hacer un cambio
de programación SensoPulsoGimnasia (SPG) es una técnica para
reprogramar en el pulso o en los iridiscentes colores del entrecejo los
“virus informáticos a los cuales el computador cuántico cardíaco es
adicto”. Cardíaco, porque el pulso cardíaco y el entrecejo son esos mares
donde ondulan todos nuestros modos de vibración probables formando patrones de
interferencia (sensaciones). Bajo este nuevo paradigma no tendríamos
enfermedades o aberraciones sino confusiones, superposiciones
cuánticas que vistas desde la lógica originan
dos interpretaciones contradictorias para cada uno de nuestros modos de vibración o sensaciones.
Cuando soñamos somos todas las probabilidades simultáneamente pues allí todas nuestras imágenes mentales de todos los tiempos dramatizan entre ellas sus deseos. Para el Induismo “somos las muchas imágenes mentales de un Dios que nos sueña”. “Si ese Dios elige todos los caminos probables del universo y uno de esos caminos eres tu, el otro yo y los otros son sus otros caminos, al explorar todas las alternativas ese Dios se comporta como una gran computadora cuántica que procesa en simultanea todas las opciones a la vez”. Una computadora de bits explora la combinación 101, luego la 010, luego la 111, después la 000, la 001, la 100 y finalmente la 110, una computadora cuántica, como Dios, explora todos los qbits a la vez. “Según la Sensoterapia, esa gran Matrix que busca conocer el mundo sólo lo puede hacer mediante la energía”. “La única manera en que podemos sentir todos los estados de vibración probables a la vez, es mediante la sensación”. “Sólo con superposiciones de estados energéticos cuánticos (sensaciones) podemos alcanzar la unificación con el todo que todas las religiones buscan”. “La iluminación mística es un fenómeno cuántico que se revela en la luz que palpita en el entrecejo y hace interferencias con las ondas del corazón más que en las contradicciones de la razón”. http://sensoterapia.com.co/matrix.htm
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